Bueno, este artículo es más bien para reírse de la desgracia que pasó esa señora que se dice la "Presidenta de la Nación argentina" en la Universidad de Harvard; la única alerta, en este caso, es que a ella no le gusta que se difunda el papelón...Desde Diario Pregón de la Plata:
¡UN GRAN BOCHORNO!
En la foto: Cristina Cleopatra Fernández Wilhelm habla al mundo desde las Naciones Unidas, dando a conocer la fórmula del éxito en el gobierno de la "nueva argentina" que su difunto esposo inauguró en 2003, y cómo todos los argentinos la votaron, la votan y la botarán por siempre.
Los estudiantes de Harvard la
declararon a
Cristina"persona
no grata". Solidaridad de
otras Casas de Altos Estudios
El cuerpo de
estudiantes de Harvard, ha redactado una nota, donde la
presidente Cristina Fernández de Kirchner pasa a ser " persona no
grata".
La red universitaria
hace que cuatro universidades de EEUU: Columbia, Harvard, Georgetown y
Yale, estén integradas a Oxford y Cambridge en Inglaterra.
Ya estaría circulando
el Boletin "Office Information", sobre la falta de respeto de un
presidente sudamericano (la argentina Cristina Fernández de Kirchner)
a los estudiantes de Harvard.
Agreguemos que
no le importó el estar en casa ajena (nobleza obliga), se alteró, retó y
habló mal del tránsito de New York, para justificar su llegada de casi
una hora tarde a Harvard, no nos extraña, estas actitudes son su carta de
presentación habitual, pues ignora las reglas básicas de educación, además de
mentir descaradamente .
No nos podemos quejar,
¡siempre nos deja de maravillas en el mundo!
FUERA
DE CONTROL
Por
Añfredp LEUCO
Fue muy impactante
ver a la presidenta despojada de su blindaje habitual. Cristina quedó demasiada
expuesta en su fragilidad sin la escenografía que la protege.
En las
universidades norteamericanas no estuvo la brigada de aplaudidores oficiales ni
los muchachos de La Cámpora para
recordar que son los soldados del pingüino o de Cristina. Todo
lo contrario. Estaban los estudiantes del comando de preguntadores
destituyentes y bilingües de la cadena del miedo.
Ocurrió algo insólito.
Por primera vez en su vida, la presidenta tuvo que asistir en persona a algo
terrible. La concurrencia académica aplaudió las preguntas incisivas
de los pibes y no las respuestas de Súper Cristina como ocurre en la Casa
Rosada. Fue el peor momento de la presidenta en los
Estados Unidos. Quedó descolocada, se salió de su eje. No
entendía lo que estaba pasando.
Está muy
acostumbrada a controlar todo y que nadie la controle a ella. Siempre está en
su atril, como en un altar, apelando al monólogo.
No frecuenta
demasiado el diálogo que es la relación democrática por excelencia. Sus
discursos siempre son un viaje de ida. Ella habla y los demás escuchan.
Lo dijo una vez con
toda claridad Carlos Zannini: “A la presidenta no se
le habla, se la escucha. Y
luego se ejecutan sus órdenes”. Verticalismo para todos y todas. Por
eso se vio a una presidenta enojada, altanera, y sobradora que eligió retar a
los que preguntaban. Los amonestó porque gastaban demasiados dólares en
lo caro que está la universidad más prestigiosa del mundo. En
lugar de celebrar que haya muchachos argentinos capacitándose en la excelencia educativa,
les pasó la factura porque tienen mucho dinero y estudian en Estados Unidos.
No pensó que era la
misma situación de su hija Florencia que estudiaba cine en uno de los
lugares más caros del mundo, en el
corazón de Nueva York. No quisiera estar en los zapatos del responsable
de las dos participaciones estelares de Cristina en las universidades.
No está claro si fue Héctor Timerman o Juan
Manuel Abal Medina. Alguno organizó semejante tiro que salió por la
culata.
La irritación que
mostraba el rostro de la presidenta y que no podía ocultar fue antológica. Algo
se quebró en su imagen. No estaba preparada para contestar simples
cuestionamientos que ni siquiera tenían repreguntas.
Estuvo obligada a
escuchar cara a cara consultas que en Argentina
se niega a escuchar.
Tuvo que apelar a
mentiras descaradas y en algunos casos preocupantes. Decir
que da entrevistas a los periodistas es
como decir que Perón era radical y que nació en Inglaterra.
Una cosa es mentir
un poco sobre ideas para disimular o potenciar algo. Y otra cosa es negar lo
evidente. La única realidad que es la verdad.
Dijo que no había una
inflación de más del 20 por ciento o que el cepo cambiario es un invento de los
medios.
Aseguró que su
fortuna es producto de su exitosa gestión como abogada. No
explicó que el primer tramo de su carrera a millonaria estuvo
dedicado a ejecutar a gente sencilla que no podía pagar
las cuotas de la casa que había comprado.
La negación de la
sensibilidad política de un militante. Muchos llegaron a utilizar una palabra
tan terrible como usura.
Tampoco dijo nada de la
suerte que tuvo en la compra de amplios terrenos a
precio vil en El Calafate que luego en algún caso vendieron por dos millones de
dólares. En Twitter, muchos se estremecieron y lo
escribieron en 140 caracteres cuando la presidente le preguntó al pibe
preguntón de qué lugar de San Juan era. “Ahora le manda la
AFIP” fue el comentario mitad en broma y mitad en
serio.
En el colmo del papelón, la
presidenta dijo que las preguntas eran poco académicas, muy pobres. Menos
mal, decían los twitteros. Menos mal que las preguntas eran sencillas. Si la
presidenta quedó tan mal parada con algo tan pobre, ¿Qué
hubiera ocurrido frente a preguntadores más profesionales que podrían haber
acompañado las preguntas con algunos documentos probatorios como las
declaraciones juradas de la presidenta, por ejemplo?
Lo más grave fue
que en el momento de mayor confusión, Cristina, tuvo una
frase discriminatoria respecto de los que estudian en la universidad de
La Matanza. Daniel Martínez, el rector confesó que la declaración le causo
dolor y que fue una frase desafortunada. Esa es la
palabra. Desafortunada. Así fue la participación de la presidenta en las
universidades norteamericanas.
Descontrolada. Así
es como todos la pudimos ver.
Fuente:
Tábano Consultora
1 comentario:
Jaja...¡Qué se joda la Vieja Cara de Plástico!
Publicar un comentario